EN UN SOLO ARBOL DEL CHOCO

29.04.2013 11:09

 

 

En un solo árbol del Chocó, el doble de vidas que en toda Inglaterra!

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EL DOBLE QUE EN INGLATERRA!

(capítulo del libro “Crónicas de selva” que fue Premio Eurostars de Narrativa en Barcelona. )

 

Se silenció el motor de la lancha.

JuanPablo entonces, con mucho orgullo de colombiano, le contó a la señora Anette algo que la dejó asombrada, aunque ella ya tenía cierta información al respecto. Le contó que Colombia es uno de los tres países del mundo que tienen mayor variedad de vida natural, es decir, mayor cantidad de plantas y animales diferentes. Y le expuso un ejemplo: en Inglaterra subsisten sólo 1.280 clases de vida natural, nativa de allí. – Es decir, señora, que si contamos las especies que desde siempre han existido en Inglaterra, árboles, arbustos, plantas menores, hongos, mamíferos, insectos, peces, aves, todo, suman en total 1.280 clases de vida. Seguramente hace siglos había más, pero se han acabado por los cultivos de plantas traídas de otros países, se han acabado por la construcción de ciudades, fábricas, carreteras, por la extensión de cultivos inmensos, pastizales para ganado, campos de golf y clubes campestres, por todo lo que significa la civilización.-

La señora Anette miraba a JuanPablo. Y duplicó la atención con que lo miraba, cuando el joven hizo esta increíble comparación:

–En cambio, aquí en la franja del Pacìfico, si contamos las especies vegetales y animales que usan de alguna manera un solo gran árbol de la selva, viviendo de alguna manera de ese gran árbol..., ¡hay el doble de vida nativa que en toda Inglaterra!... ¡En un solo árbol!

– No, JuanPablo..., no puedo creer, es una exageración absurda... ¿en un solo árbol... el doble que en toda Inglaterra? No, no puede ser...

JuanPablo le aseguró que sí. Que eran datos comprobados con todo el rigor de la ciencia. Y para reforzar lo que decía, le dio el nombre del científico alemán que había hecho ese conteo, varios años antes. Y que había sido ratificado varias veces después, por otros investigadores. La señora Anette movìa la cabeza, se sonreìa con incredulidad (Esta señora no me está entendiendo bien...) Entonces le detalló el asunto:

– Es decir, si contamos todas las clases de plantas, como parásitas, trepadoras, helechos, bromelias, hongos, líquenes, orquídeas, musgos, lianas..., todas las plantas que se apoyan o que nacen en ese gran árbol, y le sumamos a esa cifra los cientos de clases diferentes de animales que usan de alguna manera el árbol..., como las muchas clases de mamíferos que comen sus pepas o sus hojas, las clases de ardillas y de micos que juegan en sus ramas, cientos de clases diferentes de pájaros que hacen allí sus nidos, o que usan sus hojas secas para hacer nidos en otras partes, y otras clases de pájaros que comen las cáscaras de sus pepas, y otras clases que comen solo sus pepas, otras que comen los retoños de sus ramas, y clases de aves migratorias que pasan allí la noche en sus viajes y clases de roedores, de culebras y de arañas, clases distintas de hormigas, mariquitas, avispas, abejas, chinches, lombrices, lagartijas y cucarrones que se alimentan de las hojas podridas de este árbol, clases de ranitas que viven en las partes más altas, otras que viven en las partes medias, clases de ranitas y de otros animalitos que viven a ras del suelo..., si sumamos toda esa cantidad inmensa de clases de animales y clases de plantas, ¡este inmenso árbol lo usan más de... dos mil quinientas especies distintas de seres vivos!... ¡El doble de lo que queda aún en toda Inglaterra!

Juliana había estado oyendo, algo apartada. Pero se acercó a la charla haciendo una ágil maroma sobre los equipajes dispuestos en el centro de la lancha. Y ya no le quitó la atención a su amigo.

–Así es, en un solo árbol de esta selva... ¡el doble de lo que subsiste en toda Inglaterra! Y si hacemos el mismo conteo en un árbol cercano, pero de especie diferente, ¡encontraríamos que más del 65 por ciento de vida existente en ese otro árbol es totalmente distinta de las dos mil quinientas especies del primer árbol...! Los científicos explican esto porque la franja del Pacìfico aquì en Colombia,  es el sitio del mundo donde más llueve, entonces, ese exceso de humedad, desde hace millones de años, pues fomentó semejante diversidad de vidas.

Se quedaron en silencio los tres. La lancha se había acercado a la orilla. JuanPablo dijo algo al lanchero, éste redujo la velocidad, la redujo más y fue conduciendo así, al filo de la selva. En algunos puntos había que protegerse con las manos de las ramas bajas que se estiraban a poca altura del agua. La visión así era perfecta. Seguían en silencio los tres. Los tres observaban el asombroso mundo al que iban a entrar. En ese punto, todos los árboles estaban enlazados entre sí por lianas que formaban una tupida red a más de cuatro metros de altura. Vieron un instante un grupo de micos que saltaban sobre esa red. Luego vieron una bandada de pajaritos que volaba entre la red de lianas, como cazando insectos. Luego, en otro punto más adelante donde ya no había allí las lianas esas, vieron unos cuantos tapires que correteaban entre los árboles, algo como luchas de competencia por una hembra. Y JuanPablo reconoció más adelante las gigantescas mariposas de color azul metálico que había visto en el libro aquel.

Ninguno hablaba. Ninguno quería perderse las primeras visiones de la misteriosa selva. En eso, la señora Anette rompió el silencio en un tono amable pero como  contradiciendo la última frase de JuanPablo.

–Pero... en la India, en los meses del monzón, llueve mucho más que en ningún otro sitio del mundo, ¿no sabían?

JuanPablo iba a contestarle a la señora, pero Juliana se le adelantó.

– Pero aquí todos los días llueve, ¿cierto, JuanPa? En cambio en la India, hay meses y meses de sequías, ¿cierto JuanPa? Aquí llueve los 370 días al año, señora Anette.

La señora sonrió ante el énfasis que ponía Juliana al decir 370 días al año... Sí, en esta selva todo era exagerado. Entendió.