TOÑO Y EL BOSQUE

29.04.2013 17:27

 

No. Se oía ni un flautín, era la hora en que más cantaban, pero se acordó en seguida que los flautines solo cantaban donde había Robles, y en esa parte del bosque no había Robles. Sólo había cedros, naranjal los y Nogales y de esos árboles era que estaban tumbando los tipos. Desde ayer llevaban tumbados más de quince.
Como sufría escondido entre los matorrales de raque, cuando el ruido de la sierra de motor se callaba, y El Tuso, gritaba : 
-¡allí va, cuidado,! 
Y otro árbol enorme comenzaba a ladearse, soñando así como un aguacero, y apoyados en los árboles vecinos que con las ramas querían sostenerlo, como si fuera brazos de amigos, y los pájaros grandes y los pájaros chiquitos que salían espantados volando para todas partes sin saber para donde irse, y los huesitos, pecosos, o con pajaritos recién nacidos que seguro se espichaban con las ramas quebradas o que se volcaban desde altísimo y las ardillas grandes, y las ardillas chiquitas que no alcanzaban a escapar. Y pensaba hasta en las orquídeas y en las achupallas y los toritos y las parásitas, y hasta en el musgo tiernito de la parte de abajo donde habían hecho el corte parejo con la sierra de motor. Y miraba la armazón toda enredada y. Toda atreves y pensaba que alomejor allí debajo estaba la cueva del venado Cariblanco que se había venido para acá, luego de que le tumbaron su bosque del Tío Jacinto y que nunca pudieron encontrar con Luis en las vacaciones del año pasado cuando se recorrieron las tres cañadas enteritas buscándole la pista. 

TOÑO Y EL BOSQUE. Editorial. Norma. Eladio Valdenebro